Ramillete espiritual:
El 11 de mayo
El evangelio dice que nació en Betsaida en Galilea. San Juan cuenta que Jesús lo llamó a pertenecer al grupo de sus discípulos al día siguiente de haber llamado a San pedro y San Andrés. Felipe fue el que llamó a Natanael o Bartolomé y lo llevó a donde Jesús.
Cuando el Señor eligió a los 12 apóstoles, uno de los elegidos fue Felipe. Y el día de la multiplicación de los panes, antes de obrar el milagro, Jesús le preguntó a Felipe: «¿De dónde crees tú que podremos conseguir pan para tanta gente?». Un día en que unos griegos extranjeros quisieron hablar con el Divino Maestro le pidieron a Felipe que los llevara hacia El. Y en la Última cena este fue el apóstol que le dijo a Jesús: «Señor: muéstranos al Padre», y Jesús le respondió: «Felipe, quien me ve a Mí, ve al Padre».
El día de Pentecostés, Felipe recibió junto con los otros apóstoles y la Virgen María, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los historiadores antiguos dicen que este Apóstol después de Pentecostés se fue a evangelizar a Bitinia, en el Asia Menor (cerca del Mar Negro). Papías un autor del siglo ll afirma que San Felipe logró el milagro de resucitar a un muerto. Y San Clemente de Alejandría dice que lo hicieron morir crucificado en un persecución contra los cristianos.
Santiago el Menor
Se le llama el menor para diferenciarlo del otro apóstol, Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de Cristo).
El Evangelio dice que era de Caná de Galilea, que su padre se llamaba Alfeo, y que era familiar de Nuestro Señor. Es llamado «el hermano de Jesús», no porque fuera hijo de la Virgen María, la cual no tuvo sino un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, sino porque en la Biblia se llaman «hermanos» a los que provienen de un mismo abuelo: a los primos, tíos y sobrinos.
San Pablo afirma que una de las apariciones de Jesús Resucitado fue a Santiago. Y el libro de los Hechos de los Apóstoles narra cómo en la Iglesia de Jerusalem era sumamente estimado este Apóstol. (Lo llamaban «El obispo de Jerusalem»).
San Pablo cuenta que él, la primera vez que subió a Jerusalem después de su conversión, fue a visitar a San Pedro y no vio a ninguno de los apóstoles, sino solamente a Santiago. San Pablo en la carta que escribió a los Gálatas afirma: «Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales de la Iglesia». (Por todo esto se deduce que era muy venerado entre los cristianos).
Cuando los apóstoles se reunieron en Jerusalem por el primer Concilio o reunión de todos los jefes de la Iglesia, fue este apóstol Santiago el que redactó la carta que dirigieron a todos los cristianos (Hechos 15).
Hegesipo, historiador del siglo II dice: «Santiago era llamado el Santo». Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos por las palabras y el buen ejemplo de Santiago. Por eso el Sumo Sacerdote Anás II y los jefes de los judíos un día de gran fiesta y mucho concurrencia, mientras predicaba, lo llevaron a la parte más alta del templo y desde allá lo echaron hacia el precipicio. Santiago no murió del golpe sino que rezaba de rodillas diciendo «Padre Dios te ruego que los perdones porque no saben lo que hacen».
Este Apóstol redactó uno de los escritos más agradables y provechos de la S. Biblia la que se llama «Carta de Santiago». Es un mensaje hermoso y sumamente práctico.
P. Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico Católico