Vida de los Santos
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Ramillete espiritual:

El 28 de noviembre

Santiago de la Marca
Santiago de la Marca

Santiago de la Marca
Presbítero
(1391-1476)

De este santo, cuyo nombre está unido al de San Bernardino de Siena y al de San Juan de Capistrano, que lo acompañó en sus peregrinaciones apóstolicas por Europa, tenemos muchas noticias: unas nos la refiere él mismo y otras el humilde fraile laico, Venancio de Fabriano, que lo acompañó constantemente desde 1463. Santiago de la Marca, cuyo nombre de pila era Domingo Gangali, nació en Monteprandone (Ascoli Piceno) en 1394. Quedó huérfano de padre siendo todavía muy niño, y a los siete años fue enviado a apacentar las ovejas. Asustado por la continua presencia de un lobo misterioso, que más tarde él llamará "ángel de Dios y no lobo como parecía", abandonó el rebaño y huyó a Offida donde un sacerdote familiar suyo.

Como en la escuela "aprendía bien" los hermanos lo dejaron continuar. Siguió los estudios de derecho civil en Perusia; llegó a ser notario. Después se estableció en Florencia, en donde fue elegido podestá, o sea, alcalde. Regresó a las Marcas por asuntos familiares, se detuvo en Asís y aquí, después de un coloquio con el - prior de Santa María de los Angeles, resolvió entrar a formar parte de la familia franciscana.

También conocemos la fecha de su profesión religiosa: lo. de agosto de 1416. Seis años después, ya sacerdote, fue encargado de la predicación: "1422, in festo sancti Antonii de Padua incepi predicare Florentiae in sancto Miniato". Y esta será la ocupación principal de toda su vida hasta la muerte, el 28 de noviembre de 1476 en Nápoles.

Durante más de medio siglo recorrió a Europa oriental y centro Septentrional no sólo para predicar el nombre de Jesús (tema constante de sus homilías, siguiendo el ejemplo de su maestro San Bernardino), sino también para cumplir delicadas misiones encomendadas por los Papas Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III.

Este gran caminador parecía que sólo se detenía el tiempo necesario para fundar un nuevo convento o para restablecer la observancia de la genuina regla franciscana en los ya existentes. Los últimos 18 años de su vida los pasó casi todos predicando en las varias regiones de Italia. Se encontraba en Aquila cuando murió San Bernardino de Siena, en 1444, y a los seis años pudo presenciar en Roma su solemne canonización. Lo seguía devotamente fray Venancio, quien nos cuenta que durante una misión predicada en Lombardía le propusieron a fray Santiago la elección para obispo de Milán; pero el humilde fraile no aceptó. Fray Venancio, después de la muerte del maestro, escribió una Vida en la que narra los muchísimos milagros que hizo en vida y después de la muerte.

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