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Ramillete espiritual:

El 17 de abril

Santa Kateri Tekakwitha
Santa Kateri Tekakwitha
O.D.M. pinxit

Santa Kateri Tekakwitha
Virgen amerindia
(1656-1680)

El 17 de abril de 1680, en una pequeña aldea de Nueva Francia, murió santamente Kateri Tekakwitha, humilde virgen iroquesa. Tenía 24 años y había sido bautizada sólo 4 años antes.

Nacida de padre pagano y madre cristiana, Kateri quedó huérfana a los 4 años. Una epidemia de viruela, la dejó enferma de la vista, con marcas en la cara y una debilidad general. Uno de sus tíos la adoptó.

Aún muy joven, a pesar de vivir en un ambiente pagano, Kateri mostraba disposiciones espirituales excepcionales; parecía "naturalmente cristiana".

Inteligente, amable, hábil en las obras de arte y de lujo, Kateri tenía además un amor al trabajo poco frecuente en las mujeres indígenas. Pero lo que nadie podía entender de ella era su amor innato por la pureza, el silencio y la soledad. Nunca se la vio asistir a las reuniones públicas, juegos, espectáculos, comidas y otros entretenimientos populares tan comunes en estos círculos paganos.

A los 12 años, sus padres adoptivos decidieron casarla. Ella se negó rotundamente, y más tarde siguió obstinada en su negativa. ¡Qué escándalo! Todos se rieron de ella y, desde entonces, fue duramente perseguida.

Dios envió misioneros a la aldea de Kateri; la joven iroquesa los conoció por circunstancias providenciales. Escuchaba con avidez sus instrucciones, pensando a menudo en Jesús que hace tan buenos los corazones y tan luminosos los rostros; soñaba con recibir el Bautismo para hacerse cristiana como su madre. Este gran día llegó para ella el 18 de abril de 1676; tenía 20 años.

Ya magníficamente preparada por la práctica de las virtudes, la oración, el sacrificio y la tenacidad en la lucha por el bien, Kateri se vio fortalecida aún más por la gracia del Bautismo, que le dio el valor de ir hasta el Calvario.

No podemos relatar aquí todos los sufrimientos de la santa niña. Baste decir que, en un momento dado, su vida se volvió tan difícil y los ataques a su fe tan intensos que, con el permiso del misionero, Kateri decidió huir de su pueblo y refugiarse en la misión de Sault, cerca de Montreal. En este oasis de fervor cristiano la acogieron con los brazos abiertos. Allí perfeccionó su virtud.

Estaba deseosa de sufrir. La Pasión del Salvador inflama su amor y estimula su energía. Pasa horas en oración, ya sea al pie del Santísimo Sacramento o en la soledad de un bosque.

En Sault, un pariente la anima a casarse. Todo fue en vano. Prefería sufrir burlas y penurias antes que consentir.

Es más, pidió al misionero la gracia de hacer voto de virginidad, como las monjas que había visitado un día en Ciudad−María. Este favor le fue finalmente concedido el 25 de marzo de 1679.

Kateri se convirtió en la primera virgen india de Nueva Francia. Jesús, del que ahora era esposa, Jesús en el Sagrario, Jesús en el Santo Sacrificio, Jesús en su corazón a través de la Sagrada Comunión - esta era su vida, su delicia.

Después de muchas enfermedades y dolencias, Kateri murió santamente.

Traducción: Revista Magníficat, abril 1980, p. 73 (publicada en inglés y francés)