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El 19 de junio

Santa Juliana de Falconieri
Santa Juliana de Falconieri

Santa Juliana de Falconieri
Virgen, Fundadora de las
monjas servitas
(1270-1341)

Santa Juliana fue una de las dos glorias de la noble familia de los Falconieri, junto con su tío, San Alejo, uno de los Siete Santos Fundadores de la Orden Servita. Su padre, Chiarissimo, y su madre, Riguardata, formaban una pareja muy devota y de gran riqueza, que costeó la construcción total de la magnífica iglesia de la Annunziata, en Florencia. Tanto él como ella habían pasado de la edad madura después de largos años de matrimonio sin haber tenido hijos, cuando nació Juliana, en 1270, como respuesta a la oración constante de la pareja. 

Después de la muerte de Chiarissimo, ocurrida cuando Juliana era muy pequeña, su tío Alejo compartió con Riguardata la tarea de educarla. Juliana nunca se preocupó por las diversiones y ocupaciones que interesaban a las niñas de su edad y prefería pasar el tiempo en la iglesia o en ejercicios de devoción. Su madre solía decirle que, si descuidaba la aguja y la rueca, le sería difícil encontrar marido. Pero aquella amenaza no provocaba ningún temor en Juliana y, al descubrir que su familia estaba en tratos con otras para arreglarle un matrimonio de conveniencia, llamó a solas a su tío y a su madre y les anunció su decisión inflexible de consagrarse a Dios y renunciar el mundo. 

Por entonces, sólo tenía quince años. Luego de recibir minuciosas y profundas instrucciones por parte de San Alejo, recibió el hábito de las servitas de manos de San Felipe Benizi, en la iglesia de la Annunziata y, un año después, hizo su profesión como terciaria de la orden.

Al parecer, el ritual empleado en aquella ocasión fue idéntico al que se utilizaba para recibir la profesión de un monje servita. Juliana continuó en su casa, y Riguardata, que en un principio se había opuesto a la profesión de su hija, acabó por ponerse bajo su dirección. Juliana tenía treinta y cuatro años cuando perdió a su madre, en 1304, y entonces abandonó su casa para trasladarse a otra, donde llevó una vida comunitaria con otras varias mujeres que se dedicaban a la plegaria y las obras de misericordia. 

Su hábito se asemejaba al de los monjes de la Orden Servita, sólo que, para facilitar sus trabajos manuales, llevaban mangas un poco más cortas por lo que se les puso el sobrenombre de "Mantellate", un término que, posteriormente, se aplicó a las terciarias en general. Luego de reiteradas negativas y a causa de los ruegos de sus compañeras, Juliana aceptó desempeñar el puesto de superiora y redactó un código de reglamentos que fue confirmado oficialmente por el Papa Martín V, ciento veinte años más tarde. 

De la misma manera como la Orden de las Siervas de María se adjudica a San Felipe Benizi, porque fue él quien redactó su constitución, también se venera a Santa Juliana como fundadora de todos los sectores para religiosas de la Orden Servita, a pesar de que no fue ella la primera en figurar en sus filas.

Sus contemporáneos y las monjas que tuvieron el privilegio de ser conducidas por ella, dan testimonio de que su celo, su caridad y sus austeridades eran extraordinarios. 

Todos los que tuvieron alguna relación con ella, gozaron de su afectuosa bondad; nunca dejó escapar una oportunidad de ayudar a otros sobre todo cuando se trataba de reconciliar a los enemigos, rescatar a los pecadores y aliviar a los enfermos. Sus mortificaciones llegaron a afectar gravemente su salud y, hacia el fin de su existencia, sufrió mucho a causa de los trastornos gástricos.

Había adquirido la costumbre de comulgar tres veces a la semana y le causó una pena muy honda dejar de hacerlo durante su última enfermedad, porque sus frecuentes vómitos le impedían recibir el sacramento. Entonces ella suplicó a su confesor como una gracia especial de colocar el corporal con  la santa Hostia sobre su pecho; tan pronto como lo hicieron, la hostia desapareció y Juliana, expiró diciendo: «Dulce Jesús mio»

Juliana murió en 1341, a los setenta y un años de edad y fue canonizada en 1737.

Vidas de los Santos de Butler, Edición completa en cuatro volúmenes, traducida y adaptada al español por Wifredo Guinea, S.J., México, 1965

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