Vida de los Santos
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Ramillete espiritual:

El 11 de abril

Santa Gema Galgani
Santa Gema Galgani

Santa Gema Galgani
Virgen
(1878-1903)

Nos encontramos ante una de estas santas que tienen mucho digno de ser admiradas más que imitadas. Y no se trata de una santa antigua sino de nuestros días. De hecho nace en una familia pobre el año 1878.

Dios lleva a Gema casi desde poco de nacer por unos caminos que muy pronto llamarán la atención. La vida de Gema será una de esas vidas que casi desde que tuvo uso de razón hasta su muerte, y aun más allá de su muerte, tendrá fanáticos seguidores que todo lo verán en ella de orden sobrenatural y santo, y otros empedernidos detractores que no verán en ella sino histerismos físicos y morales y hasta influencias diabólicas.

A Gema Galgani hay que juzgarla con los adelantos de la ciencia de nuestros días y hay que aceptar que el Señor igual puede elegir para ser sus amigos -que nosotros llamamos santos- a personas sanas como a personas enfermas. Gema, nuestra -protagonista, perteneció a las segundas y mediante sus enfermedades, llevadas con gran heroísmo, llegó hasta la santidad reconocida por sus conciudadanos primero y después por la misma Iglesia.

Desde que tuvo uso de razón se vio que Gema era lista, inteligente, despierta, más que los niños de su edad, aunque no era un prodigio como suele a veces decirse. Quedó huérfana de muy niña y fue admitida a formar parte de una familia que siempre la tuvo como hija más que como criada.

A Gema le importó siempre conocer cuál era la verdadera voluntad de Dios y ella quiso cumplirla a raja tabla como medio de darle gloria a Él y mediante esto conseguir su propia santificación por la que luchó con toda su alma.

Si hubiera que señalar en Gema alguna virtud habría que recordar, sobre todo, éstas: la caridad, en la que descolló de modo admirable pues a ella parece que sólo le importaba cómo servir y atender a los demás olvidándose de sí misma. La obediencia ciega y sin límites a sus superiores. Para ella representaban a Dios y por ello estaba cierta que obedeciéndoles a ellos no podía equivocarse. La sencillez y humildad, pues se sentía siempre muy poca cosa e incluso la última de todos, y no por llamar la atención, sino porque tenía de sí misma ese juicio de tan poca valía. La pureza, en cuya materia era como un ángel. No permitía que en esta virtud nada ni nadie mancillase la blancura de su alma y de su cuerpo.

Si cuanto se cuenta en su vida se tratase de una santa de la antigüedad se pensaría que eran cosas curiosas inventadas por el autor de su vida. Pero en Gema se sabe que pasó por una serie de enfermedades tan raras que parecen casi imposibles de explicar para la ciencia de hoy. Pasaba de un momento de gravedad a quedar sana por completo. Desde su cuna hasta su muerte fue atacada por toda clase de enfermedades que se puede imaginar. Los médicos no lo sabían explicar.

Parecían gracias sobrenaturales o posesiones diabólicas. Su confesor, el obispo Volpi, atribuía a histeria los fenómenos que le sucedían mientras que su director espiritual, el pasionista Padre Germán de San Estanislao, aseguraba que era de origen sobrenatural cuanto le sucedía a Gema.

Mientras, ella clavaba su mirada en el Crucifijo y a él entregaba todo su ser. Hasta los mismos familiares se burlaban de ella y creían que todo era falso o invenciones de Gema, que era muy sensible y emotiva. Ella se refugiaba en la meditación de la Pasión del Señor, cuyas llagas o estigmas recibió en su cuerpo cuando tenía 22 años. Esta niña que nació tan enfermiza, de familia toda enferma y muerta prematuramente, es un buen modelo también para cuantas personas son probadas con la cruz de la enfermedad. Gema supo abrazarse a ella y caminar con ella. Tuvo muchas gracias místicas, pero fueron mucho más importantes las virtudes que siempre practicó. Murió el 1903 llena de méritos sobrenaturales.