Ramillete espiritual:
El 10 de febrero
El Papa San Gregorio Magno que nos referirá el maravilloso diálogo mantenido entre San Benito y su hermana Sta. Escolástica, dice que nuestra santa "estuvo dedicada desde su infancia al Señor Dios todopoderoso".
Al pie del Apenino Central, en la ciudad de Nursia -Italia- a finales del siglo V, nacía esta hermana gemela de San Benito, Padre del monacato Occidental. Parece ser que sus padres se llamaron Eutropio y Abundancia y que pertenecían a las familias más distinguidas de aquellas montañas.
Sabemos pocas cosas de su infancia. No hay duda de que caminaría al unísono con la de su hermano gemelo Benito, unidos ya antes de nacer y hermanos gemelos también en su alma... Nos podemos preguntar: ¿Quién de los dos influyó más en el otro? Parece ser que después Escolástica, imitando a su hermano que ya había dado vida y forma a los benedictinos, también ella fundó el primer monasterio femenino para benedictinas.
Lo cierto es que ambos aprendieron de sus padres la virtud y la fe cristiana. Ya adolescente Benito fue enviado a Roma para perfeccionar sus estudios. Esta separación hubo de costarle muchísimo a la jovencilla Escolástica ya que ambos eran una misma cosa.
Tendría unos veinte años cuando Benito, después de empaparse bien de la vida y doctrina de los famosos eremitas de Oriente, San Atanasio, San Jerónimo, etc... trató de imitarles en Roma... Para ello se retiró y huyó del mundanal ruido. No fue fácil la fundación y los primeros pasos - como suele suceder a casi todos los fundadores, - se vieron cuajados de abrojos y espinas que muchas veces procedían de sus mismos discípulos...
Mientras, Escolástica rumia y medita el Testamento que su buena madre, que murió siendo ella muy niña, le dejó: "Sabe, hija mía, que los adornos postizos, los ricos vestidos y los collares de perlas, no valen nada delante de Dios. El mayor elogio que puede hacerse de una doncella es su modestia y piedad"... Nunca olvidó Escolástica tales consejos... Trató de llevarlos a la práctica desde su más tierna edad. Renunció a cuantas lisonjas le ofrecía el mundo, su belleza y su alta alcurnia, y se entregó de lleno a su Amado, a Jesucristo, a quien consagró toda su vida y para siempre...
Inspirado por Dios, Benito, y ayudado por su hermana, fundó el primer convento de religiosas benedictinas pero un poco distante del de los religiosos. A pesar de estar tan cercanos habían puesto un muro voluntario de separación y tan sólo una vez al año se veían, y aun separados de ambos Monasterios, en una casita que había entre ambos. Cuenta San Gregorio esta admirable entrevista:
Era por el año 543. Escolástica prevé que va a ser esta la última entrevista que va a tener con su hermano, con el que compartió su vida desde la niñez. Pasan todo el día hablando de cosas espirituales. Al atardecer ya, se levanta su hermano y le dice: - "Adiós, hermana. Hasta el año que viene".
- Hermano mío -le suplica Escolástica no te marches. Pasemos toda la noche hablando de cosas de Dios... - ¿Qué dices, Escolástica? ¿Ignoras que no puedo pasar la noche fuera de la clausura del Monasterio?
Escolástica no responde. Baja la cabeza, la coloca entre sus manos y ora fervorosamente al Señor. En un santiamén se encapota el cielo y se oyen truenos y cae una copiosa lluvia como nunca se había visto en aquellos parajes.
- "¿No te vas? - ¿Qué has hecho, hermana mía? - Te lo pedí con insistencia y no me escuchaste. Se lo pedí a Dios y me ha escuchado en seguida. Hermano mío, Dios ha preferido el amor a la Regla..." Y pasaron toda la noche en pláticas espirituales... Tres días después Benito veía subir una paloma desde el monasterio hacia el cielo. Era el alma de Escolástica... Otros Santos de hoy: Ireneo, Zótico, Jacinto, Amancio, Guillermo...