Vida de los Santos
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Ramillete espiritual:

El 15 de junio

San Vito
San Vito

San Vito
Mártir
(† 303)

San Vito fue uno de los santos más populares de la Edad Media. Lo atestigua su inserción en el restringido grupo de los Santos Auxiliares, los catorce (o quince, según los lugares) santos, cuya intercesión se consideraba muy eficaz en tiempo de enfermedades o necesidades características. Estos catorce Santos Auxiliadores son, en orden alfabético: Acacio, Bárbara, Blas, Catalina de Alejandría, Ciríaco, Cristóbal, Dionisio, Egidio, Erasmo, Eustaquio, Jorge, Margarita, Pantaleón y Vito. A San Vito se lo invocaba sobre todo para conjurar la corea, o baile de San Vito, el letargo y la mordida de animales venenosos y la hidrofobia.

A la vida de San Vito se le ha mezclado mucha leyenda, que se encuentra en la legendaria Pasión redactada en el siglo VII; actualmente es casi imposible distinguir lo que sucedió realmente y lo que es sólo leyenda. De todos modos sí hay que rechazar ciertas invenciones de mal gusto. Precisamente a esto se debe lo que anotaron los redactores del nuevo Calendario, para el día 15 de junio: "La memoria de San Vito, mártir en Lucania, aunque muy antigua, queda reservada para los calendarios particulares. En cambio, Modesto y Crescencia parece que son personas ficticias, cuyos nombres fueron introducidos en el Calendario romano en el siglo XI".

La leyenda es muy conocida: Vito, siciliano de nacimiento, a los siete años es ya un cristiano convencido y comienza a hacer muchos milagros. El gobernador Valeriano manda arrestarlo y trata de hacerlo apostatar con promesas de premios y con amenazas de castigo. Pero de nada sirven ni siquiera los apasionados llamados de su padre, que era un pagano terrible. En efecto, el pequeño Vito tenía a su lado, ejemplo de valentía y fidelidad, a su propio maestro Modesto y a su nodriza Crescencia. Los tres fueron prodigiosamente liberados por un ángel, y se retiraron a Lucania, en donde siguieron dando testimonio de su fe con la palabra y con los prodigios. La fama de San Vito llegó a oídos de Diocleciano, cuyo hijo era epiléptico, enfermedad que en ese tiempo era impresionante.

Vito va a Roma, cura a su coetáneo, y como recompensa lo torturan y lo echan nuevamente a la cárcel. Pero el ángel lo libera y, cuando regresa a Lucania, junto con Modesto y Crescencia rinde su último testimonio con el martirio. A pesar de la leyenda, San Vito es muy popular en Europa, y su nombre es muy usado: Vito, en Italia; Vite o Guy en Francia, y Veit en Alemania.