Vida de los Santos
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Ramillete espiritual:

El 28 de abril

San Prudencio
San Prudencio

San Prudencio
Obispo y confesor
(Siglo VIII)

Nació San Prudencio en Armentia, Provincia de Alaya, de padres nobles y ricos. Desde pequeño fue dado al servicio de Dios y a las buenas letras.

A la edad de quince años dejó su casa y se fue al desierto, donde halló a San Saturio a la otra parte del Ebro, lo pasó a pie enjuto milagrosamente. Junto a este santo aprendió la pedagogía más eficaz, el ejemplo. Vivió en su compañía siete años. Y muerto el santo anacoreta, lo enterró en la misma cueva que había sido su morada, se fue a Calaborra, y predicó y convirtió a muchos en nuestra fe.

Ordenado de sacerdote, voló la fama de su santidad por toda aquella tierra, y por huir del aplauso se retiró a Tarazona, donde estuvo de arcediano, dedicado al servicio de los pobres y enfermos, y a los bienes de la Iglesia, hasta que murió el obispo. La fama de buena persona lo lleva por aclamación, a presidir la comunidad como obispo de aquella Iglesia, que rigió con gran provecho de las almas. Al entrar por primera vez en la ciudad de Osma, se tocaron todas las campanas por sí solas.

La atención pastoral a la diócesis de Tarazona y los buenos oficios que ejerció entre el clero de la diócesis vecina de Burgo de Osma completan su vida.

Cercano a la muerte y preguntado por sus clérigos donde quería enterrarse, mandó que pusieran su cuerpo sobre un mulo y que, donde parase, se le sepultase. Así se hizo, y llevado por el animal a la cumbre de un monte, cerca de la villa de Arnedo, allí se le sepultó.

Lo exaltó el Señor con muchos milagros, y le llevó para sí el día 28 de Abril del año 634. Sus restos reposan en Nájera y logroño.

Diccionario de los Santos y Héroes del Cristianismo, Madrid, 1876