Vida de los Santos
nuestros modelos y patrones

Ramillete espiritual:

El 3 de septiembre

San Pío X
San Pío X

San Pío X
Papa
(1835-1914)

- "Padre Santo, bendiga a mi hijo para que sea bueno, porque sé que si Vd. lo hace así lo será, porque Vd. es un SANTO".

- "Buena Señora. Vd. se equivoca de consonantes: Yo soy un Sarto (sastre) no un Santo". Hacía alusión a su apellido que en italiano significa sastre (Sarto).

De origen humilde, su padre Juan Bautista, sencillo alguacil de Riese (Treviso, Italia) y Margarita Sansón, ama de casa. El Señor bendijo aquel hogar con diez hijos, de los cuales ocho llegaron a ser mayores. A nuestro protagonista se le impuso en el bautismo el nombre de José. Llamó la atención desde niño por su inteligencia, bondad y amor a todo lo que se refería a cosas del Señor. Quedó huérfano de padre muy niño. La mamá Margarita suplirá muy bien aquella carencia y sabrá plasmar en el corazón de Beppi toda la gama de virtudes cristianas que el día de mañana darán su fruto bien sazonado. Al ser canonizado el 1954, el Papa Pío XII decía de él: "Pío Papa X, pobre y rico, suave y humilde, de corazón fuerte, luchador por los derechos de la Iglesia, esforzado en el empeño de restaurar en Cristo todas las cosas". Buen resumen de su preciosa y larga vida.

D. Tito Fusarini era el párroco de Riese. Pronto caló en el alma grande del pequeño Beppi como todos le llamaban cariñosamente. Un día dijo hablando de aquel niño: "Es el alma más noble de este país...". Viendo que ésta era su vocación le envió al Seminario y ayudó a pagar su carrera sacerdotal. En el archivo del seminario de Padua se conservan las notas de aquellos años y dicen de él: "Discípulo irreprochable. Inteligencia superior. Memoria excelente. Ofrece toda esperanza". No se equivocaron. Era todo un presagio...

Subió todos los escalones hasta llegar al sacerdocio. Este don le llegó el 18 de septiembre de 1858, año de las apariciones de la Virgen de Lourdes.

Así era él: Alto, delgado pero fuerte, elegante, de cutis blanco, labios finos, modales señoriales a la vez que sencillos y sin fingimiento, frente alta y cabellos abundantes, de mirada bondadosa, magnetizaba. Cuando estaba de Cardenal en Venecia decían las mamás a los niños: "Vamos a ver al Cardenal hermoso...".

La Divina Providencia guió los pasos de D. Beppi de un modo maravilloso. Estaban marcados de nueve en nueve sus destinos: como coadjutor, como arcipreste, como canónigo, como obispo, como cardenal... Cuando llegaba el noveno aniversario ya sabía él que debía... cambiar de cargo. Siempre ascenso. Sólo como Papa fue dos años más.

Al morir el Papa León XIII en el aula de Consitorio alguien votó al Cardenal Sarto de Venecia. Y él: "Estos Padres me toman el pelo". Un cardenal francés le pregunta si sabe o no su idioma. Al contestarle que no, le dice: "Pues no es pagable". Y Sarto: "Demos gracias a Dios". Pero a la séptima votación fue elegido. Se resistía, mas al ver que era la voluntad de Dios manifestada por los votos de los Cardenales, aceptó. Fue un gran Papa: El Papa de la Eucaristía, el Papa de los niños, el Papa de la Virgen, el Papa de los pobres. Aceptó el Papado "como una cruz" y de veras que lo fue para él. Poco antes de morir estalló la primera guerra mundial, a pesar de que trabajó cuanto pudo para evitarla. Siguió viviendo muy pobremente y cuando quisieron diera algún título nobiliario a sus hermanas, dijo: "¿Hay algún título más noble que ser hermanas del Papa? Nací pobre y quiero morir pobre". Era el 20 de agosto de 1914 cuando volaba al cielo, llorado por toda la cristiandad.