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El 28 de enero

San Pedro Nolasco
San Pedro Nolasco

San Pedro Nolasco
Presbítero y fundador
(1189-1256)

Tiempos difíciles los siglos XII y XIII que son los que llenarán la vida de nuestro protagonista. Los señores feudales, los gremios, las guerras de religión... era lo que privaba en este tiempo. También abundaron los «andantes de Dios» que estaban dispuestos a jugárselo todo por seguir a Jesucristo. Uno de éstos, Pedro Nolasco.

No están muy de acuerdo los historiadores para señalar con precisión el lugar del nacimiento de Pedro Nolasco. Parece que fue en un pueblecito cercano a Barcelona y que fue por el 1180. Dos virtudes se vislumbran en su alma desde que tiene uso de razón: la caridad y la humildad. Gozaba de dar a los pobres cuanto tenía a mano. Se sentía feliz de hacer dichosos a los otros aunque él se quedase sin nada. Dicen los cronistas de la época que entendía mucho de negocios. Parece que surcó el Mediterráneo y que llegó a varios puertos en busca de mercancías que después canjeaba por otras. Durante estas correrías presenció mucha misería y, sobre todo, muchos cautivos. Esto empezaba a lacerar su corazón. Mientras, seguía su vida normal, pasaba horas pensando en las tristes escenas que había presenciado.

El Señor llama cuando quiere y a quien quiere. Esto ha hecho en el Antiguo y Nuevo Testamento.

El Señor quería que en el siglo XIII naciera una Orden religiosa con unas características especiales: Redimir a los cautivos que tanto abundaban por las luchas continuas de religión. Muchos inocentes eran hechos rehenes y si no había oro para canjearlos, eran tratados bárbaramente como esclavos durante toda su vida. Esto destruía la libertad del hombre para la que ha sido creado. Pedro piensa seriamente este problema y le pide al Señor y a la Virgen María que le iluminen para ver lo que puede hacer.

La amistad le hizo tratar de cerca a dos grandes hombres que serán juntamente con él las piedras angulares de este edificio de la nueva Orden que el Señor quiere instituir en su Iglesia. La Orden de Redención de los Cautivos o de la Merced. San Pedro era ferviente devoto de la Virgen María. Acudía a Ella en todas sus necesidades. Un día, era el 2 de agosto de 1218, Se le apareció la Virgen María, vestida de blanco y con un escudo en el pecho, y le dijo: «Es voluntad de Mi santísimo Hijo y Mía que fundes en el mundo una Orden que en Mi honor deberá llamarse ORDEN DE LA VIRGEN MARÍA DE LA MERCED DE LA REDENCIÓN DE CAUTIVOS. El hábito será blanco en honor de Mi pureza, en el pecho llevará una cruz roja en recuerdo de Mi Hijo y el escudo del Rey al que sirves».

Aquella misma noche Se apareció también la Virgen de la Merced a San Raimundo de Peñafort, que será el gran jurista y legislador, y al rey D. Jaime I el Conquistador, con el mismo mensaje y mandato. El 10 de agosto era fundada la Orden. Pedro tiembla por si esto no podrá ir adelante. Y oye una voz que le dice mientras está en éxtasis: «No temas a nada ni a nadie, pequeño rebaño». El Papa Gregorio IX, el 17 de enero de 1235, aprueba la Orden. Pedro es un alma de oración y penitencia extraordinarias. Él quiere clavarse en la Cruz como Jesucristo. Conoce a fondo que lo más esencial de Cristo es Su «gran misericordia» y es lo que él quiere imitar. Hay que llegar al heroísmo de entregarse para rescatar a los cautivos. Es el «voto de redención» que añadirá a los tres tradicionales de la vida religiosa. Pedro ama a la Virgen con toda su alma. A Ella ofrece y entrega su Orden. Es un batallador que muere por Cristo y por sus hermanos.