Ramillete espiritual:
El 12 de noviembre
Nació en Todi, ciudad de Toscana. Noble y de grande talento, consagró su erudición en servicio de la Iglesia. Sucedió a Teodoro en el Solio Pontificio con general asentimiento. La oración y el ayuno eran sus armas predilectas; ejercía la caridad como verdadero Padre y Cabeza de la Iglesia. Una vida tan llena de virtudes, tan piadosa, tan caritativa y tan apacible, parecía destinada al sufrimiento y al martirio.
Uno de los actos más notables de su pontificado fue el Concilio de Letrán, en que se condenó la herejía monotelita, y el Typo o formulario de Constante. Indignado este emperador contra el Papa, dio orden para que le asesinaran, sin que lo consiguiera por entonces. Calumniado San Martin de ser traidor al emperador y de favorecer a los sarracenos, enfermó y, casi moribundo, cayó en poder de sus enemigos. Encerrado en un buque fue llevado a Constantinopla, donde, arrastrado por las calles con una argolla al cuello, dejó tras de si huellas de sangre. Fue después trasladado al destierro de Cherson, donde murió el 16 de Septiembre del año 655, dando al mundo grande ejemplo de fortaleza y de resignación cristianas. Su cuerpo fue llevado y se conserva en Roma.