Ramillete espiritual:
El 8 de noviembre
A los cinco años de edad, Godofredo fue confiado al cuidado del abad de Mont-Saint-Quentin. Más tarde el santo tomó el hábito y recibió lo ordenación sacerdotal.
Fue elegido abad del monasterio de Nogent, en Champagne. La comunidad de una docena de monjes, y la disciplina monástica estaba en tan mal estado como los edificios.
Bajo la dirección de San Godofredo, el monasterio empezó a prosperar. En vista de ese éxito, el arzobispo de Reims y su capítulo trataron de imponer al santo el gobierno de la gran abadía de San Remigio.
Godofredo interrumpió las deliberaciones, citó con vehemencia varios cánones en contra y añadió: «¡No permita Dios que yo abandone a una esposa pobre para casarme con una rica!» Sin embargo, en 1104, fue elegido obispo de Amiens. Su residencia era verdaderamente digna de un discípulo de Cristo, pues Godofredo no olvidó nunca que era monje. En efecto, vivía muy modestamente: en cierta ocasión en que le pareció que su cocinero le trataba demasiado bien, fue a la cocina tomó los mejores platillos y los repartió entre los pobres y los enfermos.
San Godofredo tuvo que luchar mucho contra la simonía y en favor del celibato eclesiástico en su diócesis. Se cuenta que, por esa razón una mujer intentó darle muerte. La energía del santo le hizo muy impopular entre las gentes de vida poco edificante; ello desalentó mucho a Godofredo, quien llegó a pensar en renunciar a su cargo y hacerse cartujo.
En noviembre de 1115, partió a tratar ciertos asuntos con su metropolitano; murió durante el viaje, en Soissons, donde fue sepultado.
Butler, Vidas de los Santos (resumen ODM)