Ramillete espiritual:
El 7 de julio
Son los copatronos de Europa. Dos hermanos de sangre y de espíritu. Más aún, también de apostolado y de misión. Los dos arribaron a la santidad entregándose a la salvación de sus hermanos los eslavos y luchando por la fidelidad a la Iglesia de Roma.
Hoy y siempre ha sido el tema del "ecumenismo" algo básico para la Iglesia y ellos pueden ser considerados como modelos para tenerlos presentes en estos tiempos que tanto se habla y se escribe sobre ello. Su profesor y jefe eclesiástico, Focio, que llegaría a ser patriarca de Constantinopla y que rompería con Roma, no pudo conseguir que los dos hermanos siguieran sus huellas.
Nacieron en Salónica, hermosa y antigua ciudad de la Macedonia griega. Metodio parece que nació el 815 y su hermano Cirilo unos doce años después, el 827. Su padre era un grado muy elevado en la carrera militar y muy versado en teología, filosofía y ciencias. Su biblioteca era muy rica y entre los libros poseía las obras de varios Santos Padres. Tuvieron siete hijos, Metodio era el mayor y Cirilo el menor de ellos.
Metodio, siendo aún muy joven, ya fue nombrado gobernador de la provincia de Macedonia. Antes había estudiado jurisprudencia. También Cirilo se perfeccionó en toda clase de estudios de su tiempo. Los dos llamaban la atención por su gran erudición y no menos por su virtud ya que de todos eran muy respetados y presentados como modelos.
Metodio y Cirilo fueron enviados a diversas regiones con la misión de llevar la paz y la religión cristiana. Ambos conocían muy bien la lengua eslava y trataban de aprender cuantos dialectos o idiomas encontraban a su paso para mejor poder dejarse entender de aquellos a los que intentaban evangelizar. Al pasar por Quersón San Cirilo encontró las reliquias del Papa San Clemente juntamente con el áncora que había servido para martirizarle y después quiso trasladarlas a Roma.
Los dos ocuparon cátedras de filosofía y otras materias llamando poderosamente la atención por su gran sabiduría. Pronto el Papa y los obispos les encomendaron delicadas misiones para extender la fe de Jesucristo por diversos países eslavos... hasta tal punto que se dice que a ellos se debe la conversión de Bulgaria al cristianismo.
En sus muchas correrías apostólicas pronto se dieron cuenta de que la mayor dificultad para entenderse entre sí era el idioma. Por ello Cirilo y Metodio que conocían muy bien el latín y el eslavo decidieron hacer una lengua escrita con el alfabeto propio, llamado cirílico, para aquel enjambre de idiomas o dialectos que encontraban a su paso. Pronto traducen a este nuevo idioma o escritura la liturgia de la Iglesia y éste fue un gran paso en su terreno misionero, ya que todos los convertidos podían enterarse con claridad de cuanto en la liturgia oraban.
El Papa Adriano II llama a los dos hermanos a Roma y les aprueba muy gustoso este nuevo método misionero ya que se ha probado su eficacia por los ricos tesoros de conversiones que recoge. El Papa ordena sacerdote a Metodio y celebra la Misa en eslavo. Mientras esto sucede en Roma, Focio, su antiguo profesor y jefe, rompe con la silla de Pedro tratando de formar una Iglesia separada.
Cirilo abrazó la vida monástica y se entregó de lleno a aquel género de vida austera renunciando así, al honor del episcopado con que quería galardonarle el papa Adriano II. Metodio, en cuyos brazos descansó su hermano, quiso trasladar su cuerpo a Salónica... y él siguió trabajando, después como Obispo y Misionero, con todas sus fuerzas. Era el 14 de febrero de 869.
San Metodio nombrado después Arzobispo de Moravia trabajó con celo contra el cismático Focio y sus secuaces, y el martes Santo, 6 de abril del 885 descansó en el Señor.