Ramillete espiritual:
El 30 de julio
Los gloriosos mártires San Abdón y San Senén fueron persas de nación y caballeros principales, y siendo cristianos, imperando Decio, se ocupaban en dar sepultura a los cuerpos de los que con su muerte habían alcanzado la vida eterna.
El emperador mandolos prender y guardar con otros persas que había cautivado, entrando con ellos en Roma con gran magnificencia. Después hizo que Claudio, pontifico del Capitolio, exhortase a Abdón y a Senén a que adorasen los ídolos; mas los Santos, con gran resolución, le respondieron que sólo a Jesucristo reconocían por Dios, y a El le habían ya ofrecido el sacrificio de si mismos. Azotáronlos cruelmente con plomadas, y, desnudos en el anfiteatro, soltaron contra ellos tres leones feroces, Ios cuáles se echaron a los pies de los santos mártires. El juez Valeriano, atribuyendo este milagro a arte mágica, mandó que allí los. despedazaran, y sus almas subieron al Cielo el día 80 de Julio del año 259.