Ramillete espiritual:
El 13 de agosto
Ya en el siglo V los cristianos celebraban la fiesta de la "dormición" de María. Así llamaban entonces la fiesta de la Asunción. Pero ya antes del siglo V el sentido común del pueblo cristiano nunca pudo admitir que María de Nazaret:
- La mujer que es la madre del Hijo de Dios hecho hombre;
- La mujer que jamás se contaminó con el más mínimo pecado;
- La siempre Virgen;
- La primera cristiana que siguió fielmente a Jesús, su Hijo, como mujer creyente, pobre, humillada, hasta la cruz:
- Se corrompiera en el sepulcro como cualquier difunto, y su cuerpo fuera comido por los gusanos.
Tuviera que esperar hasta el final de los tiempos para su glorificación total, para estar en cuerpo y alma en el cielo, es decir: ella misma en persona.
Y esto ¿por qué? El pueblo cristiano sentía y siente que el hijo de María, Jesús de Nazaret, hijo también de Dios, Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte, no se hubiera comportado como buen hijo si hubiera permitido que su madre se pudriera en el sepulcro, si la hubiera hecho esperar para hacerla feliz plenamente.
Para el pueblo cristiano la muerte de María había sido como un dormirse, una «dormición», y Dios se la había llevado inmediatamente, a toda ella, al Cielo, a la felicidad y gloria para siempre.
Ella había sido siempre, total y radicalmente de Dios: desde su Inmaculada Concepción hasta su Asunción a los Cielos.
Y eso es lo que el pueblo celebra el 15 de agosto: la Asuncion de Nuestra Señora a los Cielos.
Texto de: http://www.mercaba.org