Ramillete espiritual:
El 17 de julio
Alfonso VIII de Castilla, queriendo asestar un golpe decisivo a los moros, reunió fuerzas de todo su reino y pidió refuerzos a los reyes de Aragón y de Navarra, e indulgencias al Papa Inocencio III.
Tomó a Calatrava; rindiose también Alarcos, adonde vino a agregársele el rey navarro con sus huestes.
El moro se aprestaba en Jaén para el ataque; pero entre tanto, la caballería cristiana habla ya ocupado las alturas, y el grueso del ejército acampaba en la meseta de las Navas de Tolosa.
Entraron por fin en refriega, no sin prepararse antes con una sincera confesión de sus culpas y la recepción del Cuerpo de Cristo; y recibida la bendición del arzobispo D. Rodrigo, entraron en reñida lid. Pero al fin los moros aflojaron, sufriendo una sangrienta derrota, y saliendo victoriosos los cristianos, merced a la protección del cielo, pues, la Santa Cruz se les vino a aparecer en los aires en el momento más álgido, prestando brios a los ejércitos cristianos. La imagen de la Virgen María, bordada en el estandarte regio, amedrentó también al moro, y el mismo san isidro labrador acudió a alentar al monarca castellano en el trance más apurado.
(Misal - Propio de España - 17 de Julio)