Ramillete espiritual:
El 7 de abril
Nacida en una aldea cercana a Lieja; Juliana tomó el hábito cisterciense en el monasterio de Mont-Cornillon, que se alzaba en las puertas de la misma ciudad. Allí se pasaba los días ayunando; leyendo la Biblia, juntamente con las obras de San Bernardo y San Agustin, y meditando sobre el misterio de la Eucaristía. En sus meditaciones Dios le reveló que en la liturgia faltaba todavía una fiesta destinada a conmemorar el más grande de los misterios cristológicos. Desde entonces consagró toda su vida a la institución y propagación de la fiesta del Corpus, y tuvo el consuelo de verla aceptada en muchas iglesias antes que Urbano IV, en 1264, la extendiese a la Iglesia universal.